domingo

La realidad de mis fantasías

Es la fría realidad la que va alimentado esta fantasía hambrienta, todo lo que me rodea esta lleno de esperanza adulterada, disimulada por los vicios, alegrías imperfectas; pecados olvidados que no llenan que no abarcan.
Hace tiempo que no se descomponer la perdición en una frase, hace tiempo mi cerebro no distingue el bien del mal entonces me refugio como siempre en las palabras, esperando no sentir dolor mientras no llegas, esperando ver pasar el tiempo y desapareciendo entre el cardumen inocente que va deprisa hacia algún lugar que no es el mio.
Todo es tan perfecto aquí... el aire frió, el sol detrás de mi, los edificios, los arboles, tu ausencia. Si, faltas tu y me concentro en no ponerte en el paisaje de mi vista para no creer en un futuro si no estas, mil ideas cruzan mi cabeza, reuno posibilidades, recolecto excusas que no existen, reinvento personajes existentes, enciendo un cigarrillo me fumo tus disculpas, me trago tus heridas, muere el tiempo con el día, se apaga el sol... y tu no llegas.
Hoy no tengo ganas de matarte, hoy solo desvanece mi vida junto a ti , escucho vocesitas ahogando mis ideas, fundiendo mis ilusiones en una guerra perdida ya no ahí nada que ganar, aquí me tienes a la deriva de mis fantasías ilusas, sin ganas de luchar, envuelta en los suburbios, plantada como un árbol sin raíces, inmóvil, intoxicada, contaminada sin razón.
Solo soy eso que dices ser, entonces me lleno de existencia, colecciono sonrisas y las guardo en mi memoria para no olvidar que estoy vacía, ahí tanta gente buena allí afuera dispuesta a sonreír, tanta gente que no sabe a donde ir, rompiendo promesas destrozadas, aferrándose a la fe marchita por el vino añejo, enloqueciendo los sentidos, embriagando a la tristeza, disfrutando del vació y decrépito corazón que ama sin ser correspondido (alegrías imperfectas que no faltan) puedo resolverlo todo desde la incertidumbre de mi alma o quedarme a vivir en tus caprichos desquiciados pero es que en realidad mi fantasía no quiere una solución que no te nombre, ni mucho menos una colección sin tu sonrisa.

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