jueves

La libertad no sueña; sólo vive

"Para hablar de libertad, primero hay que sentirse libre"
Así que ve, deserta del ruido y se capaz de subirte a algún bus y marcharte lejos de la ciudad, pero para ser verdaderamente libre, no has de dirigirte a ningún lugar, viaja; en el más puro sentido de la palabra, viaja sin llegar, una vez pierdas de vista la ciudad, baja las ventanillas, todas y deja que el viento juegue con tu pelo, ese viento que no vive preso entre las calles, el impredecible, al que nadie puede atar. Luego mira directamente al sol, puede costar al principio pero debes acostumbrarte, cuando seas capaz de mirarlo ya no podrás dejar de hacerlo nunca más.
Ahora, el punto final, el más difícil y el más extraño, pero sobre todo el más importante: "Sonreír" y sonreír quiere decir estando sólo o rodeado de gente, de día o de noche, dormida o despierta, por fuera o por dentro. Qué más da. Sólo sonríe y no necesitas motivos para hacerlo, es… como respirar, ríes como respiras, no por costumbre como creen algunos, sino por necesidad y mientras la alegría se desborda por la ventana, seguro que te entran unas ganas enormes de prestarle algo de felicidad al viento o de ser viento tú también.

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