Es la hora del día en que todo se desliza,
sobre mis labios tengo la melancolía del Siempre...
Pájaros dormidos y poemas tristes tendidos, secándosen al sol.
Hay un silencio acurrucándose en los ladrillos viejos de la azotea; aquí he venido a arder al fin, con el último sol de la tarde, bailando entre paisajes de otros tiempos que ya no recordaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario